¡Qué risueño contacto!

¡Qué risueño contacto el de tus ojos, 
ligeros como palomas asustadas a la orilla 
del agua! 
!Qué rápido contacto el de tus ojos 
con mi mirada! 

¿Quién eres tú? !Qué importa! 
A pesar de ti misma, 
hay en tus ojos una breve palabra 
enigmática. 
No quiero saberla. Me gustas 
mirándome de lado, escondida, asustada. 
Así puedo pensar que huyes de algo, 
de mí o de ti, de nada, 
de esas tentaciones que dicen que persiguen 
a la mujer casada.

Jaime Sabines


Hace un tiempo 
me pidieron dos cuadros enormes.
 Este es uno de ellos

















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